05 Jul La crisis matrimonial a los 40 años es superable
Se le conoce como la crisis matrimonial del medio término que suele coincidir entre los 35 y 45 años de edad donde la persona hace una evaluación de su vida y la compara con las metas que en anteriormente se fijó y lo que actualmente ha logrado. Puede deberse a aspectos familiares, religiosos, económicos, etc. Entre ellos la vida matrimonial.
Para empezar a evaluar la vida sentimental del matrimonio, ambas partes deben recordar ¿por qué decidieron unir sus vidas? Es decir, recordar que deseaban hacer feliz a su pareja, vivir juntos en las buenas y en las malas, permanecer juntos hasta la muerte y formar una familia. En ese momento decidieron dejar de pensar en el “Yo” para pensar en “Nosotros”.
Se conoce estadísticamente que entre las edades mencionadas se producen la mayor cantidad de separaciones y divorcios. Los síntomas que indican esta crisis son: el enfriamiento de la relación; la atracción hacia todo lo que pueda sacarlos de la rutina de la vida conyugal como conquistas amorosas; la frustración por darse cuenta que en algunos casos la situación económica no ha mejorado en base a lo que se plantearon; la habilidad y apariencia del cuerpo y de la mente cambiaron, por lo que se dan cuenta que la etapa de envejecimiento empezó y peor aún si las enfermedades empiezan a aparecer; y en el caso de tener hijos, cuando ellos dependen cada vez menos de nosotros, el nido empieza a verse más vacío.
¿Cómo solucionar esta crisis?
Es una etapa que con mucha voluntad puede ser solo un episodio temporal. Primero se debe rechazar la idea del divorcio, todo problema tiene solución. Se lo debe tomar como una oportunidad para replantear y refrescar la relación, empezando por la rutina que tanto agobia. Deben acordar una mejor forma de organizar su tiempo para que ambos puedan tener un espacio para pensar y realizar actividades que les gustaría y quizás dejaron por las tareas que debían cumplir.
Es necesario cuidar de su alimentación para tener una buena salud bajo un control médico; en caso de sentir una fuerte depresión pueden buscar una guía como un sacerdote, psicólogo o un consejero matrimonial.
Conversar, sobre las cosas que no pudieron hacer para que puedan replantear cuando hacerlas si aún es posible; y perdonar los errores cometidos, pensando siempre en la consideración, lealtad y entrega que debe haber en la pareja.
Si pasan por el “síndrome del nido vacío” deben diseñar un programa de convivencia en el cual recuerden cómo era en un inicio el estar juntos, sin hijos para retomar la relación en ese punto.
Por ninguna razón deben permitirse el escapar de los problemas o caer en la tentación de hacer algo que pueda poner en peligro relación familiar por razones egoístas, menos aún, pensar demasiado en el pasado irreversible. La solución dependerá siempre de que ambos tengan el poder de decisión y ganas de seguir adelante juntos para superar cualquier problema.
Mantener el romance de pareja, luego de los hijos - Jolly
Posted at 10:55h, 26 octubre[…] deseo de formar una familia. Sin embargo, cuando los hijos llegan y están presentes en la vida de pareja, se hace necesario que la atención se vuelque sobre los hijos en cuanto a su cuidado y la […]