El cuidado personal puede convertirse en un hábito compartido en casa. Involucrar a todos los miembros de la familia en pequeñas rutinas genera beneficios a largo plazo.
Un ejemplo es enseñar a los niños a lavarse las manos con agua y con jabón antes de cada comida.
Otro hábito importante es establecer horarios de baño regulares, usando jabones de tocador suaves que mantengan la piel limpia y protegida. Además, promover el uso de shampoo nutritivo ayuda a mantener el cabello saludable desde edades tempranas. También es útil incluir la aplicación diaria de protector solar como un paso básico en la rutina de todos, sin importar la edad. Estos pequeños gestos refuerzan la importancia del cuidado y transmiten el valor de la constancia.

Hacer del cuidado algo familiar fortalece los lazos y asegura que todos disfruten de bienestar en su día a día.




